2021: la moneda está en el aire


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En política nada está escrito, y en ese sentido en 2021 ningún personaje ni partido político puede llamar a un triunfo.
Por tanto, la elección de gobernador, alcaldes y diputados locales debe analizarse desde diferentes perspectivas.
Más allá de los escarceos mediáticos y el activismo de los aspirantes, en política juegan un papel muy importante las estructuras políticas.
Históricamente PRI y PRD han demostrado ser dos fuerzas políticas consistentes, muestra de ello es que resistieron el avasallamiento en que se convirtió la elección del primero de julio de 2018, y gobiernan la mayoría de los municipios de Guerrero.
El Partido de la Revolución Democrática desarrolla un importante proceso de afiliación que lo coloca como un contendiente serio; en tanto que el comportamiento de la militancia del PRI a lo largo de los procesos electorales ha sido consistente e importante.
Morena sin duda aparece como el caballo negro de la elección, pero en Guerrero se debate en conflictos. El poder en vez de unirlos los divide, enfrentan el riesgo de pulverizar su energía y llegar al 2021 con saldo de suma cero.
Su elección interna naufragó por inconsistencias en su padrón de militantes. Hasta antes de la elección presidencial, eran una fuerza testimonial, el efecto AMLO que los llevó a las cámaras puede disiparse.
Llama la atención que el regaño del presidente Andrés Manuel López Obrador hacia los adelantados no tuvo un destinatario concreto y las campañas anticipadas morenistas prosiguen, evidencia de que no hay conducción política.
Suponiendo que no habrá un evento (fortuito o inducido) que influya en el ánimo de los electores, entonces la evaluación a los gobernantes daría a la elección del 2021 un carácter de referéndum para alcaldes, gobernador y alcanzaría a la figura del presidente de la República.
Y aunque López Obrador no aparecerá en la boleta, sería ingenuo pensar que no tendrá un peso específico, máxime cuando su mandato es itinerante y los fines de semana recorre las entidades de la República, Guerrero entre ellas.
Además, a los beneficiarios de los programas asistencialistas se les ha llegado a considerar como la clientela electoral del presidente. Veremos.
Durante los procesos electorales se impulsan tácticas y estrategias: propaganda negra; se contrastan candidaturas; se despliegan miles de activistas para ubicar, comprometer a militantes y simpatizantes el día de la jornada electoral.
No se debe desdeñar la efervescencia que despiertan en los electores las campañas políticas.
Las motivaciones de los electores son diversas y pasan por una valoración de los ejercicios de gobierno local y federal. No voy a hacer consideraciones en ese sentido, pero quienes tienen la última palabra, quienes han sido beneficiados o desdeñados por las acciones de los gobiernos locales y federal lo tomarán en cuenta sin duda.
Lo que está fuera de duda es que un buen o mal ejercicio de gobierno es un factor fundamental en la decisión elemental de una elección: cambio o continuidad.
Las encuestas a lo largo de 2019 han sido consistentes y apuntan a una nueva alternancia en la gubernatura. Pero a veces las casas que la levantan fallan porque no detectan el ánimo social que es cambiante; ejemplos hay muchos.
En los meses que vienen, los partidos políticos tendrán que explorar todas las posibilidades, escuchar a sus militantes, a la gente sin partido, para determinar si van solos o aliados, con candidatos propios o externos. Y en la decisión que tomen deben poner por delante el interés de Guerrero.
Mucho antes del inicio formal del proceso electoral la lucha por el poder ya comenzó. La moneda está en el aire.

Del anecdotario

Don Alejandro Cervantes Delgado me había citado en su casa de la Ciudad de México en Villa Coapa para revisar la lista de aspirantes a las alcaldías de nuestro querido estado.
–A ver Aguirre, deme los nombres de los precandidatos municipio por municipio.
Cuando llegamos al caso Ometepec, le mencioné quienes venían en la lista y de inmediato me preguntó:
–¿Por qué no viene su hermano Delfino, que sé también aspira a ese cargo?
–Porque me parecería poco ético que yo le llevara el nombre de mi hermano –le contesté.
–Lo felicito –me dijo– vamos a hacer una encuesta en su pueblo para saber quién tiene las mayores preferencias.
Días después en Chilpancingo me dijo:
–Oiga Aguirre, ya tengo los resultados de la encuesta.
–Qué bueno señor gobernador.
–¿Quién crees que la ganó?
–Pues no lo sé.
–La ganó el doctor Martín Baranda…
–Qué bueno, es un médico de prestigio en nuestra comunidad –le contesté.
Bajando el elevador privado del Palacio de Gobierno, me dice nuevamente:
–No es cierto, no la ganó el doctor Baranda, la ganó tu tío Mateo (con quien había encompadrado don Alejandro cuando fungía como director de Hacienda del gobierno del estado en la época del doctor Raymundo Abarca Alarcón.
–Pues qué bueno, usted lo conoce desde hace muchos años y qué le puedo decir yo, si es mi tío –le contesté.
Al abordar el Ford Galaxie rumbo a Casa Guerrero, me dijo nuevamente:
–Te jugué una broma, no va a ser tu tío, porque hay otro que esta mejor posicionado, ¿tú quién crees que es?
Silencio…
–Tu hermano Delfino es quien tiene las mayores simpatías, él va ser el próximo presidente de Ometepec.
–Pues muchas gracias por su confianza, y hablaré con él para que no lo defraude.
Tan pronto lo dejé en Casa Guerrero, tomé el teléfono para darle la noticia a mi hermano, quien estaba más que feliz al conocer la noticia.
No me toca juzgarlo, pero las opiniones que he escuchado de los ometepequenses hablan de su buen desempeño en esta responsabilidad al lado de su pueblo…
La vida es así.

Fuente: El Sur