Busca menguar la avalancha de críticas contra su hijo José Ramón López Beltrán
Por Politik.O
De la descalificación al lloriqueo: Con un extraordinario empleo de recurso de comunicación política, el presidente Andrés Manuel López Obrador realizó un melodrama que incluyó unas incipientes lágrimas y pucheros al frente del micrófono durante la conferencia mañanera para defender su hijo, José Ramón López Beltrán, luego de que fueron expuestos actos de corrupción, conflictos de intereses, tráfico de influencias y enriquecimiento inexplicable.
Lo anterior, para tratar de disminuir los efectos de las investigaciones de las “casas del bienestar” situadas en Houston, Texas, donde una de ellas posee un cine privado y una alberca de más de 26 metros lineales, todos a nombre de su nuera Carolyn Adams.
Todo esto, luego de que se revelara que la esposa del mayor de los vástagos del mandatario federal gozara de los beneficios de su trabajo como “bróker” en Pemex en favor de Baker Hudges, el quinto mayor proveedor de servicios a la paraestatal y cuyos contratos pasaron de 66 a 343 millones de dólares anuales.
