Más de 17 años del reynado Mora-Eguiluz en Tlalchapa Guerrero


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  1. El poder lo comparten y es heredado entre el esposo, esposa y sus hijas
    Como si fueran integrantes de la realeza
    de países como España o Inglaterra, la familia Mora Aguiluz han logrado mantenerse entronizados por
    poco más de 17 años en Tlalchapa, municipio ubicado en la región Tierra Caliente del Estado, tiempo en
    que, además, se han mantenido encumbrados pasando de cargo en cargo.

Este caso, no es el único similar en Guerrero, pero sí es uno de los que más llaman la atención porque este
grupo caciquil es conformado por cuatro personas, en este caso el propio Martín Mora Aguirre, su esposa,
Guadalupe Aguiluz Bautista y sus dos hijas Amalia y Celeste Mora Aguiluz, mismos que solamente van
moviéndose de la silla edilicia, a la curul del Congreso local.
Como si fuera una monarquia, comenzó en el año del 2002, cuando Guadalupe Aguiluz Bautista , logró la
alcaldía de Tlalchapa en ese año hasta el 2005. Fue precisamente en el 2002 cuando mostraba a familiares,
simpatizantes y amigos en el consejo distrital 18 en Pungarabato (Ciudad Altamirano) su constancia de
mayoría que lo acreditaba como alcalde en ese periodo 2002-2005.

Después de que terminó su administración como presidente municipal de Tlalchapa, en el año 2005, Martín
Mora Aguirre, uno de los fundadores del Partido de la Revolución Democrática (PRD), nuevamente la Mesa Directiva en ese periodo.
El cargo que ostentaba Mora Aguirre como legislador, le quedó grande, su paso en el Congreso del Estado
fue calicado por los propios ciudadanos de Tlalchapa y demás representados de ese distrito 18 como
“gris”.

Pero luego vinieron las elecciones locales y Martín Mora Aguirre, nuevamente negoció la entrada de su
esposa como candidata, elección que ganó y que permitió que Guadalupe Aguiluz Bautista fuera alcaldesa
en el periodo 2012-2015.
Para la siguiente elección, ya no solo eran el esposo y la esposa, también salieron a la orbe política las hijas,
Celeste y Amalia.
En las elecciones del año 2015, el PRD anunciaba como candidatas a Amalia Mora Aguiluz, que le permitía
competir para la alcaldía de Tlalchapa y a su hermana Celeste Mora Aguiluz, como candidata a diputada
federal por el distrito 01 con sede en la Tierra Caliente.
Cabe mencionar que, en un inicio, Martín Mora Aguirre pretendía nuevamente ser el candidato en esa
elección del 2015, pero debido a que el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC) había
ordenado que hubiese paridad de género, optó por dejar esa candidatura a su hija Amalia Mora.

Después de llevarse a cabo las elecciones de ese año, Amalia Mora, siguió con el trono de los Mora Aguiluz
en Tlalchapa, mientras que su hermana, perdió la elección federal.
Sin embargo, la familia real de Tlalchapa, no se iba a conformar con los escaños ya logrados.

En esa elección del 2018 ambos salieron triunfadores y hoy en día el dueño del trono, el “Rey de Tlalchapa”
nuevamente es presidente municipal de ese municipio y su hija, Celeste Mora Aguiluz, es diputada por la
vía de mayoría relativa del distrito 18 de Pungarabato, quien por cierto, renunció al Partido de la Revolución
Democrática en el 2018 y se incorporó a los trabajos legislativos de Movimiento de Regeneración Nacional.

Los Mora Aguiluz han construido un imperio, un reyno difícil de destronar. Con estos actos basados en un
verdadero acto de nepotismo y con el consentimiento de líderes perredistas que apoyaron esas
candidaturas, esta familia sigue gozando de lo que puede ser llamada como una verdadera realeza
guerrerense, basada también en un poder económico que le ha ayudado a tener simpatía popular a través de
la entrega de dádivas a un municipio pequeño, y que es considerado como uno de los más pobres de todo el
estado de Guerrero.

Fuente: ANG